Abadía de San José

Fue el arquitecto venezolano Jesús Tenreiro Degwitz, quién logro articular, siguiendo un dinámico esquema de molinete que tiene como centro el claustro, las cuatro zonas que conforman el monasterio: iglesia, hospedería, área de servicio y área de celdas para los monjes. El conjunto resultante conjuga armónicamente las características de sencillez, claridad y orden, propias de la Regla benedictina, logrando plasmar sobre la tierra agreste la paz y el equilibrio, expresión de profundo trabajo interior que debe inspirar la vida del monje.
Junto al arquitecto, otros artistas, también venezolanos, contribuyeron con sus obras a resaltar y complementar la belleza y el mensaje del conjunto arquitectónico. En el recinto de la iglesia, por ejemplo, donde destaca con luz propia la sillería del coro, traída expresamente de San José del Avila (Caracas), con sus hermosos relieves en madera de caoba representando a la virgen de Coromoto y escenas varias de la vida de San Benito, obra de Mauricio Iranzo (escultor español nacido en Valencia en 1885 y radicado a partir de 1932 en Venezuela, donde murió en el año 1972), se pueden admirar también los 2 vitrales, de Gladys Meneses; la columna del Sagrario, de Rafael Urbina, el mural polícromo de la capilla del santísimo, de Gregorio Torres; y el altar y el ambón, de Jorge Salas.
El 22 de Septiembre de 1990 se efectuó la solemne bendición y consagración de la iglesia abacial, comenzando para los benedictinos otilienses una nueva etapa de su presencia en Venezuela.

COMO TRANSCURRE LA JORNADA DEL MONJE
En la Abadía San José, la jornada comienza diariamente a las 5 am, cuando el monje debe acudir a la capilla para unirse a sus hermanos e iniciar el primero de los 5 períodos de oración comunitaria: Los Maitines. Los maitines son la hora del “Opus Dei” más contemplativa. Consta de Salmos y de lecturas bíblicas y patrísticas, y reviste un tono marcadamente meditativo con pausas de silencio. Después, en silencio, el monje se retira a su habitación para proseguir su oración con la “lectio divina”, hasta que, ya despuntando el alba, regresa a la iglesia para celebrar el oficio de Laudes, las cuales, junto a las Vísperas de la tarde, son los 2 puntos focales del oficio divino para toda la iglesia.
Revitalizados por la renovación de esta alianza personal y tras un frugal desayuno, los monjes inician sus labores y quehaceres cotidianos, atendiendo cada uno el área o sector de trabajo que le sido asignado previamente. Las ocupaciones pueden ser muy variadas y normalmente se desarrollan dentro del ámbito físico de lo que es el monasterio y sus dependencias, tal como lo recomienda la misma regla: “El monasterio, si es posible, debe establecerse de tal manera que tenga todas las cosas necesarias, esto es, agua, molino, horno, huerta, y los diversos oficios se ejerzan dentro del recinto del monasterio, para que los monjes no tengan necesidad de andar por fuera, pues en modo alguno conviene a sus almas”.

Al mediodía los monjes vuelven a reunirse en la iglesia para rezar la Hora media u Hora de sexta. Acuden después al comedor para el almuerzo, seguido de un breve período de descanso. La tarde la dedican igualmente al trabajo o al estudio. La Eucaristía , centro y cumbre de la jornada monástica, se celebra a las 6 pm. A la Eucaristía siguen la oración comunitaria de Vísperas e inmediatamente después, la cena y la recreación. La oración de Completas, a las 8:15 pm; cierra la jornada monástica, introduciendo al monje en el descanso nocturno.

HOSPEDAJE
Desde sus mismos orígenes, los monasterios benedictinos se han caracterizado por la importancia que han dado al recibimiento y acogida de los hombres y mujeres que han tocado a sus puertas. También los monjes de la Abadía de San José ejercitan esta modalidad de servicio monástico que es la acogida y la hospitalidad.

Con el fin de ofrecer a las personas que así lo deseen (hombres y mujeres, religiosos y laicos) la posibilidad de encontrarse consigo mismo y con Dios en un ambiente de paz, silencio y recogimiento, han destinado un ala de su nuevo monasterio a hospedería. La hospedería no es un lugar de evasión, al que uno acude únicamente para descansar o para pasar unos días dedicados al ocio, cual si se tratase de un hotel relativamente cómodo, tranquilo y barato.

A todo huésped pueden aplicársele aquellas palabras, tomadas del evangelio, de San Benito cita en su Regla a propósito de los sacerdotes que deseen abrazar la vida monástica:” Amigo, ¿A qué has venido?”. La hospedería de la Abadía de San José, es cierto, está abierta en principio a todos, pero exige previamente clarificar las motivaciones personales que le mueven a uno a solicitar el ingreso a la misma. Implica, asimismo, el acatamiento de ciertas exigencias básicas, como son el cabal cumplimiento de las normas más elementales de la convivencia, la asistencia puntual a los actos comunitarios y litúrgicos, la guarda del silencio dentro y fuera de las habitaciones, y el respecto de la intimidad y privacidad de los demás huéspedes.

Para quienes deseen compartir la vida de una comunidad de monjes, profundizar en sus propias raíces, saborear la Paz benedictina, y en definitiva, vvir la experiencia de Dios, acatando las normas de la Abadia, puede comunicarse por los teléfonos 0245-3411032 o escribir a abadiaguigue@cantv.net. La Abadia de San José esta ubicada Colinas del Hatico Sector San Juan de Dios Vía Güigüe-Valencia en la parroquia de Guigue, y esta ofrece misa los domingos a las 10:00 am